La misión BepiColombo de la ESA intentará desvelar los múltiples secretos del planeta menos conocido de nuestro Sistema Solar. En Argentina hay una de las tres antenas de espacio profundo que puede recibir los datos que envíe la nave espacial

Por Víctor Ingrassiatter - Infobae

 
 Esta noche a las 22:45 hora argentina, se lanzará desde la Guyana Francesa la sonda espacial BepiColombo, la primera misión europea a Mercurio, el planeta más cercano al Sol.

Mercurio es el planeta más pequeño y más cercano al Sol y por lo tanto el menos explorado. Ha habido dos misiones con el objetivo de explorar Mercurio: la Mariner 10 de la NASA en marzo de 1974, en la que el profesor Giuseppe Colombo diseñó la trayectoria de la misión; la otra fue Messenger, también de la NASA, que ha estado orbitando Mercurio desde 2011.


Esta última ha respondido algunas preguntas de la era del Mariner pero también ha generado muchas más. El resultado es que Mercurio es un planeta que aún esconde muchas incógnitas para los científicos.

La nueva misión BepiColombo, llevada adelante por la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) y la Agencia Espacial Japonesa (JAXA), estudiará muchos aspectos del planeta,en particular la composición, la geofísica, la magnetósfera y en la medida de lo posible su historia.

Ingenieros europeos ensamblan la nave doble de la nueva misión a Mercurio

Concretamente investigar su origen y su evolución, estudiar su estructura interior, la geología del planeta, sus cráteres, examinar su atmósfera y magnetósfera y la dinámica de ambas, investigar los depósitos polares e incluso hacer una prueba más de la teoría de la relatividad general de Einstein.

Participación clave argentina

Pero en medio de esta importante misión espacial al más pequeño de los planetas de nuestro Sistema Solar, la Argentina tiene un rol clave para que la misión tenga éxito.

La antena DSA 3 se eleva en las cercanías de Malargüe, Mendoza (ESA)

Se trata del seguimiento que llevará adelante la Antena de Espacio Profundo (DSA3, Deep Space Antena 3) ubicada en Malargüe, en la provincia de Mendoza, que gracias a una inversión reciente de más de 4 millones de dólares está lista para recibir la información que la nave transmita en su órbita a Mercurio.

La distancia de la Tierra y Mercurio oscila entre un máximo de 218.900.000 kilómetros y un mínimo de 91.700.000 kilómetros, dependiendo de las posiciones relativas de cada planeta en el sistema solar.

La estación DS3 opera desde el año 2012 y estableció enlaces críticos con algunas de las misiones europeas más importantes como Mars Express en 2013, Gaia y Rosetta.

La mole gigante de 40 metros de altura, 35 metros de diámetro y 610 toneladas se eleva sobre los cerros cercanos a la localidad mendocina de Malargüe y rompe con el paisaje agreste de la zona.

"Se trata de una de las tres antenas satelitales de espacio profundo que tiene la ESA distribuida en todo el mundo y que conforma una de las pocas ventanas que tiene el planeta Tierra para espiar los secretos del Universo", explicó a Infobae Diego Pazos, coordinador de las actividades de la ESA en la Argentina a través de la empresa Telespazio Argentina.

Y agregó: "La Estación de Malargüe se complementa con otras dos antenas hermanas en la Tierra para afrontar las misiones de espacio profundo de la ESA. Las otras dos se encuentran ubicadas en la localidad de Cebreros (España) y de Nueva Norcia (Australia), todas levantadas a unos 120 grados de diferencia una de otra".

La inversión de la ESA fue de 50 millones de euros y su actualización de software requirió otros 4 (ESA)

"Esto permite mantener la visibilidad y comunicación las 24 horas del día con cualquier sonda de espacio profundo, que operan a más de 2 millones de kilómetros de la Tierra, donde las comunicaciones requieren un apuntado mecánico y una calibración de alta precisión", precisó Pazos, de Telespazio Argentina, el operador que da soporte a las instalaciones de la ESA en el país.

Este trío forma parte de la red Estrack de la ESA, un sistema global de estaciones de seguimiento que comunican los satélites en órbita con el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) en Darmstadt, Alemania. El núcleo de esta red está formado por 10 instalaciones repartidas por siete países.

Autoridades argentinas durante la reinauguración de la antena en Mendoza, con nuevas prestaciones

Stanislav Makarchuk, experto en Navegación Satelital de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), resaltó a Infobae la importancia de la nueva misión espacial para Argentina: "Tenemos un interés muy grande en la misión BepiColombo, por los datos que podremos recibir y estudiar. Argentina tiene permitido el 10% del tiempo de operación de la Antena DSA3 y eso contribuye a expandir los conocimientos científicos en los investigadores locales".

Y agregó: "Ya venimos realizando capacitaciones en los técnicos de la Conae por parte de ESA en las tareas de TT&C de la Misión, tanto en la Estación DSA3, como en el Centro de Operaciones Espaciales Europeo (ESOC, por European Space Operations Centre), situado en Alemania.

La antena se eleva 40 metros y está emplazada a 1.550 metros sobre el nivel del mar (ESA)

"Esto brindará nuevas perspectivas de vinculaciones para los países de la región en materia de misiones de espacio profundo y ciencias planetarias", agregó Makarchuk.

A través de un acuerdo de colaboración firmado entre la CONAE y la ESA, se llevan adelante diversas acciones de colaboración en distintas áreas de la actividad espacial. En dicho convenio se estableció la provisión a la Argentina de hasta un 10% de tiempo de antena por año.

Estas actividades se llevan a cabo a través de instituciones científicas como el Instituto de Tecnologías en Detección y Astropartículas (ITeDA Mendoza), el Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE), el Observatorio de La Plata, el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR) y la CONAE.

Los misterios que envuelve Mercurio

La misión BepiColombo de la ESA intentará desvelar los múltiples secretos del planeta menos conocido de nuestro Sistema Solar. Mercurio cuenta con la protección especial nada menos que del mismísimo Sol: toda nave que quiera explorar el mundo más próximo a nuestra estrella deberá hacer frente a temperaturas y niveles de radiación extremos.

Temperaturas y niveles de radiación extremos deberá afrontar la misión a Mercurio

La ESA y JAXA se han unido en BepiColombo, una misión de dos naves espaciales que viajarán por el espacio durante más de 7 años antes de alcanzar al escurridizo planeta Mercurio. Airbus, como contratista principal de ESA, es responsable del diseño y la construcción del Orbitador Planetario de Mercurio y del resto del hardware europeo del ingenio espacial.

La nave espacial constará del escudo solar (MOSIF) así como de otros tres módulos, que son: el "Orbitador Planetario a Mercurio" (MPO) europeo; el "Orbitador Magnetosférico a Mercurio" (MMO) de la JAXA; y finalmente el "Módulo de Transferencia a Mercurio" (MTM) que llevará a los dos vehículos espaciales a su destino y cuya estructura preparada para las diferencias de temperatura de hasta 500 grados Celsius ha sido desarrollada por Airbus en España.

El cohete Ariane 5 será el lanzador de BepiColombo

La misión debe su nombre a Giuseppe Colombo (apodado familiarmente como Bepi), el científico que descubrió que Mercurio gira tres veces por cada dos órbitas alrededor del Sol y contribuyó decisivamente a desarrollar la tecnología para realizar viajes interplanetarios.

El trayecto de la Tierra a Mercurio requiere reducir la velocidad de la nave espacial y permitir que la gravedad del Sol atraiga a la nave hacia sí, reduciendo de esta manera el tamaño de la órbita. Para alcanzar la velocidad adecuada para que la gravedad de Mercurio la atraiga a su órbita, la nave espacial debe reducir la velocidad en 7 km/s, siete veces el empuje que se precisa para llegar a Marte. BepiColombo consigue este frenado a través de nueve sobrevuelos planetarios (1 a la Tierra, 2 a Venus, 6 a Mercurio) y el uso de un sistema de propulsión eléctrica, especialmente desarrollado para la misión, que aporta 4 km/s de frenado.

Tras siete años de viaje y 18 órbitas alrededor del Sol para entrar en la órbita de Mercurio, el MTM se separará y el Orbitador Planetario de Mercurio será el que se encargue de la propulsión. Por medio de una captura en condiciones de gravedad libre, el conjunto de módulos apilados recibirá el impulso para colocarse en órbita alrededor de Mercurio y posteriormente irá descendiendo hacia las órbitas científicas.

El Orbitador Magnetosférico de Mercurio se desprenderá y se lanzará a su órbita antes de que se separe el escudo solar y el Orbitador Planetario de Mercurio siga descendiendo a su órbita de destino. A partir de ese momento, los orbitadores realizarán los análisis más profundos que se hayan realizado hasta el momento sobre Mercurio.

Infografía de la misión BepiColombo

Controlar la órbita de una nave sobre Mercurio es increíblemente difícil. La nave espacial viajará 6.900 millones de kilómetros hasta su destino y estará expuesta a una radiación solar diez veces más fuerte que la de la Tierra. Además, la abrasadora superficie del planeta puede alcanzar temperaturas de 470 °C, lo bastante como para reflejar el calor a las naves. Por lo tanto, es fundamental protegerlas, de lo contrario podrían fundirse.

De lograr todas estos retos que parecen imposibles de cumplirse, aún quedará el desafío mayor. Que la información que la nave espacial envíe a 10 minutos luz de la Tierra, llegue a destino. Y allí la gran antena de la ESA en Mendoza tendrá un rol clave para la ciencia y el conocimiento del más misterioso de los planetas de nuestro sistema solar.